¿Ante una nueva “guerra fría”?
Corea del Norte
continúa con sus ensayos nucleares, lo que motivó que Donald Trump utilizara un
lenguaje directo amenazando con utilizar la fuerza para frenar este tipo de
amenazas y acciones. Mientras tanto, la preocupación se desplaza hacia el resto
del mundo.
El enfrentamiento explícito entre
Estados Unidos y Corea del Norte puede hacer ingresar al mundo en una nueva
"guerra fría". Sucede que los dos países están gobernados por líderes
con características políticas especiales, aunque aparece la posición adoptada
por otros dos "gigantes", como China y Rusia, que buscarían limar las
tensiones y alcanzar soluciones pacíficas.
La "guerra fría" fue un
enfrentamiento político, económico, social, militar y hasta deportivo que se
inició al finalizar la Segunda Guerra Mundial entre el llamado Bloque
Occidental (capitalista) liderado por Estados Unidos y el Bloque del Este
(comunista) encabezado por la Unión Soviética. Se inició en 1945 y se prolongó
hasta la disolución de la Unión Soviética (1985) con la Perestroika y la
posterior caída del Muro de Berlín. Las razones del enfrentamiento fueron
esencialmente ideológicas y políticas.
Poco más de 20 años después, el
mundo vuelve a vivir situaciones difíciles. Corea del Norte ha endurecido su
posición y en lo que va del año ha lanzado más de 20 misiles y ha realizado dos
ensayos nucleares. Ante esa situación, Washington anunció que no permitirá
nuevas situaciones similares y dice que todas las opciones están sobre la mesa,
incluida la militar. Ante una consulta sobre si nos dirigimos hacia un nuevo
tipo de guerra fría, el ex secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert
Gates, respondió que "de alguna manera estamos ahí. La cuestión es cómo
evitar que la relación siga deteriorándose”. Por su parte, el secretario
general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, advirtió que "el mundo
está en crisis" y expresó su preocupación por la escalada nuclear que,
alertó, "nunca fue tan alta desde la Guerra Fría. El miedo no es
abstracto", aseguró.
El mayor inconveniente se plantea
por la actitud asumida por los dos presidentes. Es sabido que las relaciones
públicas y la diplomacia no son el fuerte del líder estadounidense Donald
Trump. Utiliza un discurso directo y explícito, como sucediera recientemente
durante la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde aseguró, entre otros
aspectos que "Estados Unidos tiene gran fuerza y paciencia, pero si se ve
obligado a defenderse o a defender a sus aliados, no habrá otra opción que la
destrucción total de Corea del Norte".
Calificó de "hombre
cohete" para degradar la figura del presidente de Corea del Norte y
ratificó que responderá con "fuego y furia" si Corea amenaza a
Estados Unidos con armas nucleares.
No son menos preocupantes las
actitudes del presidente norcoreano que, pese a los pedidos y a las amenazas de
Estados Unidos, continúa con su plan nuclear e inclusive ha asegurado que
podría atacar con misiles la isla de Guang, en el Pacífico Occidental, donde
Estados Unidos tiene dos bases militares. Sucede que Kim Jong-un es un
excéntrico que no trepida en utilizar cualquier método para alcanzar sus objetivos.
Llegó al poder tras la muerte de
su padre y ha mandado a ejecutar a cientos de personas a las que considera sus
enemigos políticos. Se afirma que en ese esquema fusiló a 15 funcionarios del
Gobierno porque expresaron opiniones distintas a las suyas; a 70 oficiales,
incluyendo a su tío y mentor político por cometer delitos que "afectaban a
la economía" y hasta a un arquitecto porque no le gustó cómo diseñó al
nuevo aeropuerto de la Capital. Con 32 años de edad, muchos se preguntan si el
mandatario cuenta con la suficiente madurez como para afrontar situaciones
difíciles.
Frente a ese panorama, caben las
expresiones del titular de la ONU, quien aseguró que los discursos exaltados
aumentan los riesgos y las tensiones. "Cuando aumentan las tensiones, también
lo hacen las posibilidades de un error de cálculo. Las palabras exaltadas
pueden llegar a mal entendidos fatales", dijo. Es de esperar que las
palabras del diplomático lleven tranquilidad y bajen la tensión en un conflicto
que tiene preocupado -y con razón- al resto del mundo, que observa impávido lo
que está sucediendo.
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